Escribir correctamente es una revolución y un regalo para los lectores
Ayudo a editoriales y a particulares en la corrección de textos y manuscritos sin comprometer su reputación y con la máxima calidad lingüística.
¡Hola, soy Silvia!
Soy correctora profesional y, desde muy pequeña, tengo obsesión por las comas.
Soy traductora de formación, pero, tras infinitas formaciones y trabajos, la corrección llegó a mi vida a través de unas prácticas en una editorial independiente.
En el momento que me encargaron corregir la primera novela con la guía de estilo de la editorial supe que lo iba a disfrutar; lo que nunca me hubiera imaginado era que corregir esa novela cambiaría tanto mi trayectoria profesional. Todo cobró sentido.
Descubrí mi verdadera pasión: corregir manuscritos y textos en español.
Mi madre me decía que mi mejor amigo era un libro porque con él podía viajar y vivir las aventuras que quisiera.
¿Sabes que empecé a escribir un libro con 15 años?
Todo comenzó cuando era pequeña, cuando iba cada semana a la biblioteca de mi ciudad con mi madre para elegir los libros que íbamos a leer esa semana.
El tacto suave de las páginas.
La infinidad de opciones.
El olor a libro.
¿Quién se resiste a eso?
Cuando ya supe escribir, regalaba cartas a todas las personas que quería y escribía todas las noches en un diario (cerrado con llave, por supuesto). Pero no me quedaba ahí. También me entretenía buscando palabras en el diccionario y aprendiendo sus significados.
¿Sabes que empecé a escribir un libro? Con 15 años tracé un hilo narrativo sobre una historia de misterio en una casa abandonada de Huelva, mi ciudad natal. Lo abandoné por falta de tiempo, pero ¿quién sabe si lo retomo en algún momento?
Te acompaño en tu proyecto
Para mí emprender y crear mi marca personal fue un acto de valentía y amor propio.
Supe que había llegado el momento cuando me contactaron desde una universidad de México para dar una charla sobre corrección editorial. Ahí me di cuenta de que las palabras llegan más lejos de lo que creemos.
Di el salto en unos de los momentos más difíciles de mi vida a nivel personal, trabajando 12 horas diarias en mi trabajo por cuenta ajena y en mi próximo emprendimiento, pero mereció la pena.
Ahora ayudo a personas comprometidas con la lengua y con su trabajo, a personas que no quieren que su reputación y profesionalidad se vean afectadas por la calidad de sus textos.
En cuanto me llega un texto, solo quiero ponerme mis gafas de correctora y empezar a pulirlo, a aplicar todo lo que sé. Me hace ilusión ofrecer soluciones a las preocupaciones de mis clientes y ayudarles con mis servicios lingüísticos.
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